Hallábase Nicolás sentado en una banca,
y a su lado la señora Soledad,
es ella su paño de lágrimas,
cuando el mundo ha de morir
o ya ha muerto.
Una vez que la sangre le ha abandonado,
ya no le queda nada de nada,
toda la vida es una lucha vana,
nada vale para nada,
nada tiene sentido.
Muchos esfuerzos, mucho empeño,
y ninguna meta lograda;
pareciera que los "dones",
no sirven para nada.
Llora con Soledad, por una simple razón:
No ha de poder renovar sagrado juramento,
la sagrada promesa con su sentido,
el motivo de su vida,
ha de vivir en la mentira,
siempre amando a la verdad.
No se trata de vivir una semi-verdad;
una cosa es lo bueno, y otra cosa es lo cierto;
o es feliz para sí, o lo es para los otros,
en su situación, no existen los medios;
sólo la mentira de vivir para otros,
creyendo que se vive por uno y para uno.
No se plantea un egoísmo,
sino la verdad de la vida,
aburrido se encuentra
de atribuir explciaciones divinas,
no depende ya de Dios,
depende de él, no puede volar.
Dios conoce las cosas,
pero en pocas veces interviene en el camino;
no se considera la excepción,
porque no lo es,
es un simple mortal viviendo una mentira,
bueno sería llegue la muerte ahora,
maldita realidad.
lunes, 28 de septiembre de 2009
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